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17 jun 2017

Eero

Video Screenshot / Shanghai, China / 2017

Eric es hijo de Eero. Nieto de Eliel.

Eero y Eliel fueron arquitectos. Eric es director de fotografía.

Eric, Eero y Eliel se apellidan Saarinen.

Hace unos días asistimos a la proyección del documental ‘Eero Saarinen: The Architect who saw the Future’ y allí conocimos a Eric, el hijo de Eero Saarinen. Y cuando digo ‘conocimos’ quiero decir que se sentaba justo delante de nosotros en la sala de cine donde tuvo lugar el evento y que al terminar su breve charla post-proyección le estrechamos cordialmente la mano. De hecho, la imagen que ilustra este post no es realmente una fotografía sino una captura de pantalla de un video que grabé con el móvil cuando la película llegaba a su fin y, entre aplausos y con los títulos de crédito todavía presentes, el hijo primogénito del ilustre arquitecto abandonaba su butaca para dirigirse al escenario y comenzar el coloquio.

Estrenado a finales de 2016 y dirigido por Peter Rosen, el documental explora la vida y obra de Eero Saarinen (1910-1961) a través de los ojos de su hijo Eric, el cual no sólo hace las veces de narrador sino que también es co-productor y director de fotografía del film. El acto estuvo impecablemente organizado por la AIA Shanghai y congregó a centenares de personas interesadas en el legado del prestigioso arquitecto norteamericano de origen finlandés.


++ FORGIVING MY FATHER

“Forgiving my father was the main reason to be part of this film.”

Con estas palabras comenzó Eric Saarinen su intervención.

Durante años, Eric se opuso en numerosas ocasiones a participar en la realización de este documental debido al odio y al rencor que guardaba hacia su figura paterna. Maratonianas sesiones de más de 16 horas diarias trabajando en su estudio, lograron que Eero descuidase totalmente su vida personal siendo un padre y marido ausente, hasta el punto que ésta se fue degradando progresivamente.

[Kindly reminder: say NO to overtime]

"He kind of booted us out of the house when I was 12 and my sister was 10 and my mother was still in love with him. Basically, I hated my father, and I didn't want to have anything to do with him and avoided him and his work.” [Eric Saarinen]

Más de cinco décadas después del fallecimiento de Eero en 1961, Eric fue consciente de que mantenía el mismo odio hacia él que aquel chico de 12 años que vio cómo la pasión profesional de su padre acabó con su vida familiar.

Y de pronto se dio cuenta de que hay que saber perdonar. Y que nunca es demasiado tarde para intentarlo.

Finalmente Eric accedió y el rodaje acabó convirtiéndose en una especie de acto de reconciliación de un hijo hacia su padre. Un viaje a través de la obra edificada de su progenitor en busca de un perdón necesario para poner punto final a una etapa vital.

“Closure was something I didn’t have with my dad. But I forgive him for his genius. He figured out a way to be important across time, so even though he died young, he is still alive.” [Eric Saarinen]


++ ALINE SAARINEN

Eric dedica una parte importante del metraje del documental a hablar de la figura de Aline Louchheim, una conocida crítica de arte y arquitectura del New York Times que acabó siendo la segunda mujer de Eero Saarinen. 

Aline fue clave en el desarrollo profesional de Eero hasta el punto que en 1953 dejó su trabajo editorial en NYT y se puso a trabajar en Eero Saarinen & Associates dirigiendo un departamento de divulgación creado por ella misma al que bautizó con el nombre de ‘Information and Services’. Aprovechando sus contactos de alto nivel en diversos medios especializados, Aline ayudó a difundir el trabajo de Saarinen en determinados círculos estratégicos de la sociedad americana, obteniendo como resultado la firma de importantes contratos y la adjudicación de numerosos nuevos proyectos para el estudio.

Podríamos decir que Aline Louchheim fue la fundadora del que podría ser el primer Departamento de Marketing de una oficina de arquitectura de todos los tiempos.

Desconozco si Aline fue consciente en aquel momento de la importancia de su trabajo y la repercusión que este tendría en la carrera profesional y en la relevancia histórica que alcanzó la figura de Eero Saarinen. Cierto es que gran parte del documental da buena fe de ello.

El viaje de Eric a través del legado arquitectónico de su padre nos lleva durante 68 minutos a visitar el icónico Arco Gateway de St Louis en Missouri (1948-64), el Centro Técnico de la General Motors en Michigan (1948-56), el estadio de Hockey en la Universidad de Yale de New Haven (1953-58), la terminal de la TWA en el aeropuerto internacional JFK de Nueva York (1956-62), el auditorio Kresge y la capilla en el MIT de Boston (1953-55), la iglesia North Christian (1959-64), el Aeropuerto Internacional Dulles en Washington (1958-62), y la fantástica (y para nosotros absolutamente desconocida) sede de John Deere en Illinois (1960-64).

Si observamos detenidamente las fechas de la construcción de sus obras indicadas en el párrafo anterior, comprobaremos cómo Eero Saarinen no vio terminado casi ninguno de sus edificios más emblemáticos. Ni siquiera llegó a ver construida la terminal de la TWA del JFK, probablemente su obra más relevante.

Fue Aline la que tomó el mando del estudio tras la muerte de Eero en 1961.

Contando con la inestimable ayuda de arquitectos de su círculo de amistades como Kevin Roche, Aline dedicó el resto de su vida a velar porque cada uno de los proyectos que se encontraban en construcción avanzasen de acuerdo a las ideas e intenciones de su difunto marido. En el documental, Eric pone en valor la personalidad de Aline Louchheim como figura clave en la vida personal y profesional de su padre, agradeciendo a título póstumo y con una sinceridad abrumadora su inestimable labor gracias a la cual los edificios de Eero Saarinen han llegado hasta nuestros días.


++ 1950-1961

Eero murió muy joven.

Durante muchos años trabajó para su padre, el también ilustre arquitecto Eliel Saarinen, hasta que este falleció en el año 1950. Desde entonces, Eero fundó y dirigió su propio estudio de arquitectura [Eero Saarinen & Associates] hasta su repentina muerte en 1961. Ese año le diagnosticaron un tumor cerebral y decidió someterse a una complicada cirugía en la que, según los doctores, las posibilidades de éxito eran tan sólo de 1 entre 10,000.

Eero falleció en el quirófano el 1 de septiembre de 1961 a la edad de 51 años.

Eric tenía en aquel momento 19 años.

Toda la obra construida de Eero Saarinen, gracias a la cual su figura ha pasado a formar parte de la Historia de la Arquitectura, se concentra en un corto y prolífico período de tiempo de tan sólo 11 años. 

Once años, sí. Han leído bien.

Y ante un dato como ese uno no puede sino echar un vistazo a su propia vida profesional y sentir un estremecedor escalofrío recorriéndole la espalda.

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